La misión del apoyacabezas es la de retener la cabeza del ocupante en su trayectoria hacia atrás, sin que se produzcan ángulos de inclinación excesivos de la columna vertebral.
En un choque por alcance (cuando un vehículo golpea a otro por detrás), el apoyacabezas correctamente ajustado disminuye el movimiento relativo entre la cabeza y el torso evitando la contracción y extensión excesiva del cuello. Esto sucede porque el torso se desplaza en una u otra dirección, dependiendo del tipo de colisión (frontal o trasera), hasta que finalmente queda retenido por el respaldo del asiento. Es decir que la cabeza no realiza este desplazamiento al mismo tiempo que el torso, sino unos instantes después, por lo que el cuello sufre un movimiento de vaivén o zig zag denominado latigazo cervical.
Como regularlo
Para regularlo correctamente se debe tener presente la altura y la separación respecto de la cabeza. Se consigue de tal manera que el borde superior del apoyacabezas quede a la misma altura que la parte superior de la cabeza. También es importante que se encuentre lo más próximo a ella, sin que interfiera con los movimientos necesarios para la conducción: una distancia no superior a 4 centímetros. Además, debe quedar bloqueado para que mantenga inalterable su posición.
Hoy en día podemos encontrar apoyacabezas activos. Algunos sistemas, en caso de una colisión, desplazan la parte delantera de los apoyacabezas hacia adelante y hacia arriba, con lo que se consigue aumentar considerablemente el efecto protector. En otros, tanto el respaldo del asiento como el apoyacabezas se inclinan y desplazan hacia atrás.
Fuente: Mundo Automotor