¿Cómo lograron que la gente se concientizara y use el casco al circular en moto?
En Urdinarrain se ha implementado hace once años la campaña del programa que incorpora el uso del casco, entre otras medidas de seguridad para los motociclistas. Es una campaña que se basó en una estrategia comunicacional, de discusión política y consenso de todos los sectores para aplicar la medida, una estrategia de control y una estrategia de educación vial articulada con las instituciones educativas primarias y secundarias y el sector privado, que por medio de la Responsabilidad Social Empresaria colabora con disertantes, capacitadores o premios cuando a veces estimulamos la participación de los jóvenes.
Lo que ha sido la campaña comunicacional, desde que se inició a la fecha, continúa con diversos tipo de campañas. Hoy por ejemplo, usamos la de la Agencia Nacional de Seguridad Vial, para unificar los criterios de las campañas comunicacionales. Hemos trabajado además con campañas propias.
En lo que respecta al control, trabajamos con la sanción, la multa, la retención de vehículos por el no uso de casco. Nos ubicamos en puntos estratégicos de la ciudad, reforzándolo el fin de semana, con controles de alcoholemia o de documentación.
En lo que es el fortalecimiento de la responsabilidad política, es una medida que ha sido respaldada por todos los intendentes que han pasado hasta la fecha, y acompañado por todos los miembros del Honorable Concejo Deliberante, de todas las fuerzas, que han tomado esto como una política de Estado. Cuando se ha tenido que discutir o hacer críticas, se ha hecho, pero siempre en pos de mejorar.
¿Cuáles fueron los resultados?
Con el uso del casco se logró un 99% de uso del mismo en el microcentro y un 95% en la periferia, después de once años de trabajo constante.
Hoy pretendemos hacer lo mismo con el uso del cinturón de seguridad. Creemos en ese nuevo desafío que nos pusimos. Estamos en un nivel muy alto de uso voluntario. Creemos que cuando empiece la etapa sancionatoria, en el próximo mes, nos va a permitir tener un nivel de uso muy alto en una ciudad de 10.000 habitantes. Son desafíos que tenemos que arrancar sin mirar a los demás. Son medidas que ayudan a que las personas puedan salvar sus vidas o reducir la posibilidad de tener un siniestro.
¿Cuál fue la respuesta inicial de la gente?
Hay dos respuestas. La comunidad la vio, en general, como una medida necesaria por los riesgos que había implicado el mal uso de la moto, accidentes, muertes, era realmente una situación preocupante. Por parte de los motociclistas, había un sector que consideraban a las medidas injustas, porque en ningún lado se controlaba. Estamos hablando de once años atrás, en una ciudad que en ese momento tenía 6000 habitantes. Les parecía que no era adecuado, que se conducía a bajas velocidades, que el casco no era el problema, hubo ese pensamiento…
Lo importante fue el fortalecimiento polìtico de todas las fuerzas que se pusieron firmes para que se aplique la ley, para el uso obligatorio y las sanciones en caso de no cumplirla. Creo que esa unificación de criterios permitió sostener esa campaña a pesar de aquellas opiniones contrarias. Después se dio el acompañamiento de la sociedad, una vez que empezó a dar resultados. Era posible y se podía lograr, pero no sólo era el control del casco, sino el control de la documentación, la regulación para que no anden menores. Esto permitió que la comunidad se fuese concientizando paulatinamente y hoy cualquier chico que comienza a andar en moto, tiene incorporado el uso del casco. No es una cuestión de obligatoriedad, sino una cuestión de concientización.
¿Cómo se podría aplicar esta campaña en ciudades más grandes?
Yo pongo como ejemplo Paraná, que es nuestra ciudad cabecera, y no puedo entender como una ciudad importante, que tiene infraestructura moderna de control, que tiene recursos humanos y trabaja en colaboración permanente con las fuerzas policiales, no pueda lograr esto. Creo que está en esto que hemos hablado, no hay el convencimiento político de aplicar una medida y cada uno la quiere usar para su lado. Por un lado, quieren aplicarla porque saben que la gente lo demanda, y por el otro, sabe que les sirve como para generarle inconvenientes al otro.
Creo que, hasta que no haya el convencimiento de todas las fuerzas de que esto no puede medirse en términos políticos y que se tiene que medir en una estrategia comunicacional, de prevención y de control, no se van a encontrar los objetivos. No importa el tamaño de la ciudad, la medida debe aplicarse de la misma manera, puede haber algunas diferencias menores pero se pueden subsanar. Si hay decisión política, continuidad y apoyo a esa medida debe haber resultados.
¿Qué otro paso importante en seguridad vial dieron o estan por dar en un futuro cercano?
Estamos trabajando el tema de la Seguridad Vial hace muchísimos años. Hoy tenemos una estructura armada de Educación Vial que permite tener un predio temático de 150x50 metros, único en la provincia y uno de los pocos que hay en el país, con los mismos relieves que se encuentran en la vía pública, con semaforización, con señales y nombres de calles relacionados con cuestiones viales, que nos permite que por año pasen mas de 1500 chicos de las instituciones educativas, dándoles una charla teórica, práctica y lúdica, para el uso de la vía pública de los peatones y de los ciclistas.
Esto, sumado a la campaña del casco, a la estrategia de control, a los controles de alcoholemia y lo del uso del cinturón de seguridad nos ayuda a cumplir los cinco objetivos del Decenio por la Seguridad Vial. A mediados del año que viene estaríamos en condiciones de comenzar a trabajar con los equipos móviles de comunicación que creo que es un tema que hay que abordar porque genera muchos accidentes por distracción. Queremos hacerlo progresivamente y paso a paso, siempre con el acompañamiento político que es importante par ano podernos a discutir cosas que no corresponden.
Ing. Pedro Evdemon. Especial para "A Rodar" desde el XVI Congreso Argentino de Vialidad y Tránsito en Córdoba.